En nuestra primera visita a Bélgica en 2010, pasamos tres días en Bruselas y otro en Brujas. En esta ocasión, planificamos un breve road trip de tres días para completar el viaje por la región de Flandes con tres destinos pendientes: Amberes, Gante y Oostende.
Salimos desde Amsterdam y en poco más de dos horas en coche llegamos a Gante, donde habíamos alquilado una casa a través de Airbnb. Desde allí nos moveríamos a Oostende y Brujas recorriendo poco más de 60 kilómetros, pasaríamos el segundo día al completo en Gante y en nuestro viaje de vuelta a Holanda haríamos escala en Amberes. Es de agradecer que las distancias en Bélgica son bastante cortas y en menos 120 kilómetros podemos encontrarnos casi todos los lugares más turísticos del país, por lo que el coche o el tren son opciones perfectas para moverse.
Primera parada: Oostende. Para ser sincero, un poco decepcionante. Mucha gente incluye este lugar en sus rutas por Bélgica pero en mi opinión no tiene demasiado que ofrecer. Una gran playa nos da la bienvenida al Mar del Norte... y ya está. Al parecer es un destino muy turístico para los belgas pero sinceramente no lo encontré muy atractivo. Dimos un paseo por el centro, comimos por allí y salimos poco después para aprovechar la tarde volviendo a visitar Brujas, casi siempre una apuesta segura.
La capital de Flandes Occidental seguía exactamente igual de espectacular como la recordaba. Si callejear por Brujas es siempre un placer, lo es todavía más si el tiempo acompaña. Un día fantástico nos acompañó durante toda la visita y volvimos a perdernos por los mil rincones de esta ciudad flamenca, Patrimonio de la Humanidad con todo merecimiento.
Es complicado perderse algún detalle ya que la zona histórica es relativamente pequeña y se puede recorrer fácilmente caminando. Aún así, los puntos más turísticos son el Markt (la Plaza Mayor), Stadhuis (Ayundamiento) y la Torre Belfort, a la que es posible subir para conseguir unas panorámicas inmejorables de toda la ciudad. También la plaza Burg o el curioso Museo de la Patata Frita merecen la pena, y por supuesto no hay que dejar escapar sus increíbles tiendas de chocolate y puestos de gofres. Los amantes del dulce -como un servidor- es mejor que se hagan a la idea de que adelgazar en Bélgica, incluso caminando todo el día, es literalmente imposible :)
No es necesario trazarse ninguna ruta por la ciudad, en pocas horas tendréis ocasión de visitar casi todas sus calles con esas fachadas tan características. Merece la pena tomárselo con calma, alegrarse la vista con los escaparates, tomarse una café en una terraza, pasear hasta los molinos de viento o contratar una excursión en barco por sus innumerables canales. Disfrutar en definitiva de la atmósfera de cuento de hadas que se vive en Brujas y su peculiar encanto medieval.
En el próximo capítulo Gante.
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