viernes, 29 de mayo de 2015

Recorriendo Flandes: Brujas y Oostende

En nuestra primera visita a Bélgica en 2010, pasamos tres días en Bruselas y otro en Brujas. En esta ocasión, planificamos un breve road trip de tres días para completar el viaje por la región de Flandes con tres destinos pendientes: Amberes, Gante y Oostende.




Salimos desde Amsterdam y en poco más de dos horas en coche llegamos a Gante, donde habíamos alquilado una casa a través de Airbnb. Desde allí nos moveríamos a Oostende y Brujas recorriendo poco más de 60 kilómetros, pasaríamos el segundo día al completo en Gante y en nuestro viaje de vuelta a Holanda haríamos escala en Amberes. Es de agradecer que las distancias en Bélgica son bastante cortas y en menos 120 kilómetros podemos encontrarnos casi todos los lugares más turísticos del país, por lo que el coche o el tren son opciones perfectas para moverse.

Primera parada: Oostende. Para ser sincero, un poco decepcionante. Mucha gente incluye este lugar en sus rutas por Bélgica pero en mi opinión no tiene demasiado que ofrecer. Una gran playa nos da la bienvenida al Mar del Norte... y ya está. Al parecer es un destino muy turístico para los belgas pero sinceramente no lo encontré muy atractivo. Dimos un paseo por el centro, comimos por allí y salimos poco después para aprovechar la tarde volviendo a visitar Brujas, casi siempre una apuesta segura.




La capital de Flandes Occidental seguía exactamente igual de espectacular como la recordaba. Si callejear por Brujas es siempre un placer, lo es todavía más si el tiempo acompaña. Un día fantástico nos acompañó durante toda la visita y volvimos a perdernos por los mil rincones de esta ciudad flamenca, Patrimonio de la Humanidad con todo merecimiento.

Es complicado perderse algún detalle ya que la zona histórica es relativamente pequeña y se puede recorrer fácilmente caminando. Aún así, los puntos más turísticos son el Markt (la Plaza Mayor), Stadhuis (Ayundamiento) y la Torre Belfort, a la que es posible subir para conseguir unas panorámicas inmejorables de toda la ciudad. También la plaza Burg o el curioso Museo de la Patata Frita merecen la pena, y por supuesto no hay que dejar escapar sus increíbles tiendas de chocolate y puestos de gofres. Los amantes del dulce -como un servidor- es mejor que se hagan a la idea de que adelgazar en Bélgica, incluso caminando todo el día, es literalmente imposible :)




No es necesario trazarse ninguna ruta por la ciudad, en pocas horas tendréis ocasión de visitar casi todas sus calles con esas fachadas tan características. Merece la pena tomárselo con calma, alegrarse la vista con los escaparates, tomarse una café en una terraza, pasear hasta los molinos de viento o contratar una excursión en barco por sus innumerables canales. Disfrutar en definitiva de la atmósfera de cuento de hadas que se vive en Brujas y su peculiar encanto medieval.

En el próximo capítulo Gante.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Curitiba - Jaragua do Sul - Bombinhas - Florianópolis


Tras el inolvidable paseo por las Cataratas de Iguazú, la última etapa del viaje transcurrió por varios lugares del Sur de Brasil. Pasamos un día en Curitiba, ahora un poco más conocida por haber sido la sede de la Selección Española de Fútbol en el pasado Mundial. Es la octava ciudad más grande del país con casi 2 millones de habitantes y uno de los motores industriales de Brasil. Nuestra estancia fue bastante breve y aprovechamos para recorder el Jardín Botánico, dar un paseo por el centro histórico y ponernos las botas con un espectacular rodizio de carne. Llama bastante la atención la influencia alemana en la zona, donde la gente es mucho más rubia y de piel más clara que en el Norte. Incluso hay lugares como el Bar do Alemão que nos harán sentir (casi) como si estuviésemos en Munich durante la Oktober Fest.



Jardines Botanicos de Curitiba


La segunda parada fue Jaraguá, donde vive un amigo desde hace un par de años ya. Es una ciudad muy pequeña que no ofrece mucho al turista. En nuestro caso fue únicamente la escala previa a Bombinhas, una zona más turística con unas playas espectaculares. Aquí tuvimos la ocasión de probar uno de esos deportes que aún tenía en mi lista de pendientes: parapente.


Visitando Jaraguá do Sul desde el aire!


El salto en parapente puso un toque más de aventura a nuestra estancia en Brasil. Con la infinidad de morros que existen en los litorales y las corrientes de aire caliente que permiten mantenerse flotando durante mucho tiempo, parece que el país es bastante propicio para la práctica de este deporte de riesgo. Subimos a la cumbre de unos mil metros de alto en un par de coches tuneados de los años sesenta. Aún parece me parece increíble que fuesen capaces de subir por aquellas pendientes...

En mi caso, la experiencia del salto fue un poco accidentada. En lugar de comenzar "flotando" como debería, hubo una breve (pero muy intensa!) caída vertical desde la plataforma debido a un giro en el último momento del paracaídas. Por suerte se llenó de aire y pudimos remontar el vuelo. Digamos que ver el vídeo del salto asusta un poco...

Finalmente no hubo aterrizaje forzoso sobre las copas de los árboles y pude disfrutar durante unos 30 minutos con unas vistas espectaculares mientras sobrevolábamos la ciudad. A pesar del susto, la verdad es que la experiencia merece mucho la pena.

Salto en parapente en Jaragua do Sul

Desde Jaraguá do Sul nos desplazamos a Bombinhas, una zona de playa situada a dos horas en coche. El buen tiempo había extendido la temporada un par de semanas más de lo esperado. A pesar de todo, las playas estaban bastante vacías y no había demasiado movimiento en los restaurantes y hoteles, lo cual no fue en absoluto una desventaja :)

Me escapé durante medio día a hacer un par de inmersiones con una de las muchas compañías de buceo que hay en la zona. Es muy barato aunque, siendo sincero, hay lugares mucho mejores donde bucear. Aún así, siempre es divertido dar un paseo en barco, volver a ponerse las gafas y las aletas y sumergirse un rato entre peces y corales.

Nuestros últimos días en Brasil fueron en la isla de Florianópolis, un auténtico paraíso con multitud de posibilidades. La isla tiene gran variedad de escenarios, desde lugares icónicos para los surfistas como Praia Mole, la gigantesca laguna de Barra da Lagoa, dunas donde practicar el sandboarding o pueblos de postal como San Antonio de Lisboa. Una buena ocasión para el relax y disfrutar tranquilamente de nuestros últimos días de viaje.


Atardecer en San Antonio de Lisboa (Florianopolis)


Desde Floripa volamos a Río donde tras un último día de compras y relax, pusimos fin a nuestra aventura brasileira. En la agenda se quedaron un par de visitas: una ruta por la inmensa jungla amazónicaFernando de Noronha, otro paraíso natural que me gustaría conocer algún día.

Como resumen, dejo un vídeo del viaje, aunque no hace demasiada justicia a algunos de los increíbles lugares que hemos tenido la suerte de visitar. Próxima parada: Bélgica!

lunes, 4 de mayo de 2015

Las Cataratas de Iguazú

La increíble frontera natural entre Brasil y Argentina


Fue elegida, con toda justicia, como una de las siete maravillas naturales del mundo. Iguazú es uno de esos lugares que tienen algo especial que ofrecer al viajero. Personalmente, me hizo sentir tan pequeño como en su día el Vaticano o Angkor Wat y a la vez tan impactado como mientras contemplaba las vistas de Nueva York desde la cima del Rockefeller Center. La gran diferencia en este caso es que el ser humano no ha jugado papel alguno en la creación de estas espectaculares atracciones que la Naturaleza se ha encaprichado en regalarnos. Sin duda nuestro momento más impactante en este viaje por Brasil.

Un amigo nos recomendó dedicar, al menos, un par de días a visitar las Cataratas y no podíamos haber estado más acertados en seguir su consejo. Volamos desde Río al aeropuerto de Foz de Iguazú, la ciudad brasileña que se encuentra a unos 13 km de la entrada al Parque Nacional. Tardamos unas 4 horas incluyendo la escala en Curitiba. Por cierto, fue unas de las veces en las que más cerca hemos estado de perder un vuelo, debido a un gigantesco atasco al intentar salir de la capital carioca. Por suerte la gente de la cola del control del aeropuerto fue muy amable y nos dejaron saltarnos toda la fila para llegar en el último momento al embarque.


Cataratas de Iguazu vistas desde el lado brasileño


Nuestro hotel era el Harbor Colonial, justo al lado de la entrada del Parque. Bastante recomendable, sobre todo por su ubicación, el desayuno y el precio. Aún así se notaba que había conocido tiempos mejores, como si hace 15 años hubiese sido espectacular y ahora estuviese un poco venido a menos. A la hora de buscar alojamiento, hay que saber que la ciudad de Foz no tiene mucho que ofrecer así que la elección del hotel podría basarse perfectamente en su cercanía a las cataratas y, en temporada alta, en el tamaño de la piscina :)

Recomendación: Utilizar el transporte público para acercarse al Parque Nacional. En nuestro hotel pedían 30 reales por ir a la parte brasileña y 180 por ir a la argentina. En bus nos salía por 10 y 50 respectivamente, aunque a la primera nosotros fuimos caminando porque estaba literalmente a 10 minutos del hotel.


Dos días en el Parque Nacional de Iguazú


El plan estaba claro: un día en la parte brasileña viendo por la mañana las cataratas y por la tarde el Parque das Aves mientras que el segundo día lo pasaríamos en Argentina, visitando unicamente el Parque Nacional.

Iguazú en Brasil se visita bastante pronto ya que básicamente es un sendero de poco más de un kilómetro en el que vamos avanzando entre la selva y parando en los miradores que han sido dispuestos y que ofrecen unas increíbles vistas de la parte Argentina de las cataratas. Al final del recorrido es posible acercarse bastante a la impresionante caída de agua y pagar de paso el peaje de acabar empapado por poder ver aquella maravilla desde su pie. Para el recuerdo quedará el estruendo de los miles de metros cúbicos de agua por segundo cayendo a pocos pasos, recordádonos lo diminutos e insignificantes que somos ante el gigante y poderoso muro que se levantaba ante nosotros.


Tucan en el Parque de las Aves


Saliendo del complejo de las cataratas, a pocos metros, está la entrada al Parque das Aves cuya visita es muy recomendable. Allí se pueden encontrar decenas de especies de aves autóctonas como el tucán gigante, el buitre rey o el aguila arpía así como cocodrilos, tarántulas, tortugas o mariposas. Los detalles están muy bien cuidados y la flora entre la que discurre el recorrido es espectacular. El parque lleva años trabajando para conservar algunas especies que están en peligro de extinción por lo que un poco de ayuda en forma de visita siempre les viene bien.


La imponente Garganta del Diablo


Para ser sincero, no esperaba que el segundo día fuese a aportar algo realmente diferente del anterior y en nuestro camino hacia Argentina, pensaba que tal vez un día hubiese sido suficiente.  Mi amigo me decía que no me podía perder la Garganta del Diablo. La verdad es que con ese nombre, tenía que ser algo espectacular. Llegamos al parque, subimos al tren que hace el recorrido entre las distintas áreas en que está dividido y caminamos por las interminables plataformas que cruzan el río Iguazú hasta que, de repente, vimos esto:




No puedo describir lo que sentí en ese mismo instante. Haciendo cierto el tópico, no soy capaz siquiera de acercarme a describir con palabras lo impresionante del lugar. Allí nos quedamos durante un buen rato contemplando este monstruo de agua mientras rugía con toda su furia. Lo primero (y único) que acertamos a decir durante un buen rato fue: "Wow!!!"

Sitios como este son los que hacen de viajar algo adictivo y fascinante. Y que pasarse 15 horas en un avión, caminar bajo el sol a 35º, las picaduras de mosquito o gastarse los ahorros merezcan sin duda alguna la pena.

El resto del día lo pasamos en el circuito superior, que se puede recorrer con calma en un par de horas. Hay dos circuitos más, inferior (1.700m) y Macuco (7.000m), aunque nosotros no tuvimos tiempo para más y el calor tampoco ayudaba a prolongar la visita. Los mapas completos del parque se pueden encontrar en la web oficial.

Otro par de actividades alternativas para los amantes de la aventura son visitar el Parque Nacional en helicóptero y navegar por el río acercándose a algunos de los saltos de agua en lancha rápida. Esta última es bastante popular y se conoce como Macuco Safari.

Resumiendo, creo que las dos visitas son altamente recomendables ya que se complementan perfectamente. La parte brasileña nos ofrece unas espectaculares vistas panorámicas durante todo el recorrido y la argentina nos acerca hasta unos pasos del salto más impresionante de los 275 que componen las cataratas de Iguazú, uno de esos lugares especiales que quedarán para siempre en nuestro recuerdo.